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Ingrid Villafañe es psicóloga, especialista en sexología de la pareja, y emprendedora. En Alberdi, tiene su showroom “Todosobremi – Ariana”, en donde comercializa lencería erótica y ropa interior que van desde el talle 80 hasta el 120, conjuntos para todas.
La particularidad de esta emprendedora es, que más allá de la comercialización de la lencería, acompaña cada una de sus publicaciones con textos escritos por ella, que llaman al empoderamiento femenino a partir de la aceptación de la figura: “Trato de empoderar a las mujeres, a aceptar los cuerpos, que todas las mujeres nos sintamos bonitas y sin tapujos, que todas podamos usar nuestras cosas sin pensar en la cola grande, la celulitis, las cicatrices que tenemos como las marcas personales de ser madres. Veo que tiene mucha llegada a las mujeres, sobre todo. Yo hablo de cuerpos reales y de talles saludables”, le cuenta Indrid a eltucumano.
“La lencería, llama a un encuentro con un partener. Hay que saber que a partir del propio placer que sentimos con una misma, se lo puede trasladar al disfrutar directamente con la pareja. Debemos trabajar desde nuestro interior el deseo y el placer, para externalizar también con elementos como la lencería”, explica.
“El bienestar se ve reflejado en la relación con los otros. La sexualidad no se reduce al coito. Nos encontramos atravesados por la sexualidad, nos conectamos con nosotros mismos y con los otros a través de ella. Hay lencería que se usa de manera erótica y también hay lencería que ya se utiliza de forma externa, como prenda. Está bueno que se animen a usarlo así. Siempre existe la idea que tal ropa puedan usarla determinados cuerpos, pero tratamos de que en cada decisión cotidiana que hagamos sea a través de nosotras mismas y no de los estereotipos”.
Y la lencería puede ser solamente uno de los eslabones de lo que conforma a una persona que busca su bienestar y satisfacción personal a través del autocuidado: Cuidarse la piel, el trabajo interno del amor propio de la autoestima, usar una ropa que nos haga sentir bonita, comer sano, hacer ejercicio y mucho más es empoderarnos en habitar nuestros deseos cuando es por elección. Hay que pensar en qué nos hace bien. ¿Voy al gimnasio para sentirme bien o por el bikini del verano? Hay que seguir nuestro deseo en cada cosa que hagamos”, se explaya la profesional de la salud mental.
“Para que esto ocurra, existe la terapia, los hay quienes tienen más herramientas yoicas para satisfacer sus deseos. Es respetable que alguien se ejercite o se cuide más, como lo es quien elige no hacerlo. Actuar en concordancia con nuestros deseos es lo más importante”, remarca.
Y lo que Ingrid Villafañe marca como una frase preocupante, es la que se repite en su showroom cuando le muestra lencería sexy a las clientas: “Muchas clientas dicen ‘¿Para qué? Si mi marido ni me mira. Mi marido ni sabe lo que tengo puesto’”
Por supuesto que desde su lugar de terapeuta, Ingrid llama a la introspección y a la reflexión: “Esto no tiene que ser para otros, tiene que ser para vos, después de una jornada laboral llegar a casa bañarte, encremarte, usar una lencería erótica puede ser algo para vos que te haga sentir bien. Esto de pensar en el marido, o en la pareja, es poner primero al otro y no ‘yo’. Está bueno revertir la situación”, relata.
“A veces la pareja no se fija ni en el rollito ni en la celulitis, somos más nosotras. La lencería puede ser un medio o una herramienta, que cada cosa que hagamos sea a partir de una elección consciente, nos dejamos habitar con nuestros deseos. Yo desde mi espacio, combino las dos cosas y puedo ayudar a propisciar un cambio desde algo pequeño”, cierra.
Emilce Ruiz, modelo y amiga de Ingrid, para una sesión de su emprendimiento.
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